domingo, 13 de junio de 2010

Mientras tanto.

Mientras su pasmosa benevolencia
dejaba volar mi imaginación
hasta las más altas cotas de lo desconocido.

Mientras sus palabras tiernas
me encendían por dentro
como farolillo viejo
que reposa en el desván,
muy lentamente.

Mientras su olor a tormenta y flores
me adornaba las pituitarias
y la mente de mil ensoñaciones.

Mientras su calor como sol de abril
me recorría el estomago y el pecho
dejándome las mariposas en alza.

Mientras su recuerdo me abordaba
en las noches de embriaguez del alma
y me dejaba los sueños de color poesía.

Ella se iba y me dejaba con todo eso
que ya jamás será más que en mi esperanza.