martes, 23 de marzo de 2010

Todos los días.

Te levantas todos los días de la cama,
no quieres hacerlo, pero lo haces.
Limpias tus dientes y lavas tu cara,
pero no sale la suciedad del alma.
Abandonas tu casa, te diriges allí,
a donde todos los días.
Quizá el sol no salió todavía.

Despiertas como ya hiciste ayer,
no tienes fuerzas para salir de la cama
pero limpias tu cara, frotas fuerte,
y el alma sigue igual de sucia.
Cruzas el umbral, y te encaminas allí,
a donde todos los días.
Quizá hoy no salga el sol.

Abres los ojos, piensas, no deberías.
Quieres hacerlo, pero no lo haces.
Aseas tu cara, cepillas tus dientes;
ensuciando un poco más tu alma.
Sales por la puerta, miras,
allí está el sol
donde todos los días.

lunes, 1 de marzo de 2010

(...)

Caminar en los días de lluvia,
mientras la brisa susurra
y el viento grita y gime
y el caer de las gotas
marca el compas de las luces
tan oscuramente claras

El suelo de las nubes parece solido
como si pudieses caminar por allá arriba
Mirar como el aire desnuda a los arboles
de los últimos restos del otoño
Y ver a la gente huir bajo sus paraguas
dejando las calles ausentes de pensamientos

Por un momento abandonar mi cuerpo,
sentirme viento serpenteando entre las hojas.
Agua que corre por las calles.
Sentirme nube oscura y ligera, poderosa.
Dejar atrás la mente, pasados y futuros,
sin caminos que me atrapen
entre un inicio y un final.

Y poder oler la tierra húmeda a diario
y ver las calles vacío de consciencias.
E ir de aquí para allá sin fines ni objetivos.
Sin competencias ni pruebas.
Solo yo, pero sin mí.