Palabras.

Cuando la muchedumbre se une
ya sea familiar o amistosamente,
pero en compaña.
Y el tono se sube,
las palabras se lanzan,
y sobre las cabezas revolotea
una sucia nube de murmullo.
Cuando los oidos se cierran
y las bocas se abren en competencia,
más y más, y más.
Es entonces cuando se engendran los odios.
En la orgia de las palabras.

Localizado.

Cuando la busco
en el día
y pasan las horas.
La encuentro
en la noche.
Y la pierdo en la mañana.
Entonces me encuentro.
Solo y localizado.

Amor.

El amor es engañar,
y no a otros,
si no a uno mismo.

El amor es no ver
todo aquello
que tienes enfrente

El amor es perder,
Dejar volar.
Es sacrificio.

Pero todo esto
lo descubriste
cuando se gastó.

Y ahora solo
esperas olvidar.
Ser ciego,
traidor, perdedor
y sacrificado.

Finales.

Te escribo
el principio
de un poema.
Los finales
ya me canse
de escribirlos.

Ultimamente.

Ultimamente se me llenan las noches de luna.
No se si por esa sonrisilla que me esbozas,
cuando parece ser que piense en nada mirándolo todo.
O por que los días ya me resultan demasiado oscuros.
Por que las lagrimas se me caen aunque intente sujetarlas
al pensar que hace muchas lunas que no sonrío.

Que tal si...

Y que tal si...
No déjalo.
Está bien así.
Tú con tus cosas,
yo con las nuestras.
...
No, no lo está.
Que tal si...
No déjalo.

Nudo.

No eres más que la ausencia de ti mismo. No soy más que la ausencia de mí mismo. Toda la fanfarronería ejemplar, la verborrea ininteligible y las filosofadas paulatinas no son más que un proyecto desechado. Un prototipo de ideal que no transciende del papel o la palabra. Que más da dejarlo todo o dejar nada. Cuando es cuestión de dejar, cuando eso es lo difícil.
Sabes que mirarás atrás una y mil veces, que añorarás. Que comenzarás a apreciar cosas que antes eran insignificantes. Tal vez sea la única manera. Tal vez la huida consciente, y no cobarde, sea la única vía para encontrarme, o, al menos, para buscarme.

Introducción.

Una vez has abierto los ojos te das cuenta de que estas atrapado. Las ventanas están abiertas, puedes salir y entrar con total libertad. Podrías tomar un tren o un avión e ir a cualquier parte, pero no lo haces. Tu cárcel es tu vida. Amistades, familia, aficiones... Todo te hace permanecer inmutable, pasivo. Conviertes lo material en tu única fuente de energía, un ordenador, un reproductor con más capacidad, un coche. Pero no aprecias que esa alegría es banal. Siempre hay algo más moderno, más grande, más potente.
Abres los ojos y te das cuenta de que quieres huir, pero no lo haces, no puedes.

Duelo de sonrisas.

A veces te veo
y me ves
y te veo.

A veces te miro
y me miras
y te miro.

A veces te miro
y sonríes
y me muero
por que no me ves
aunque yo te miro.


A veces río
sin motivo,
es incomodo,
pero sincero.

La risa
es nerviosa.
Un tanto histérica,
Por que estas
muy cerca,
y a la vez
tan lejos.

A veces río.
Tú ríes.
Es sincero.

A veces río
tú ríes
y yo muero.
Por que
mi risa
en realidad
dice te quiero.

Sueños.

Cuando te encuentro en un sueño
de estrellas y lunas, y flores, y cunas,
y miro mas allá de ti.

Cuando me encuentro en un sueño
de oscuridades y llantos, y lluvias
y miro más allá de mí.

No se que hago aquí.

Suspensivo.

Hay veces en las que
me suspensivas los puntos.
Los ahora se convierten en “ahora…”
La verdad se transforma en “la verdad…”
Y los te quiero se convierten en “pero…”

Predilección.

Tengo un predilección antagónica
por el sosiego y el desasosiego.
A veces disfruto naciendo
y otras lo hago al morir.
A veces me ilumino por dentro,
y otras me oscurezco.
Y aprecio la ausencia de una
en la totalidad de la otra.

Tengo una predilección antagónica
Por que te quiero cuando no te quiero
y no lo hago cuando lo hago.

Madurez.

Un día te traicionas.
Pero no te das cuenta.
Y lo sigues haciendo.

Adoptas comportamientos,
actitudes, conversaciones
que siempre criticaste.

Vistes como repudiabas,
no trabajas como soñabas.


Un día aprecias que
te has traicionado,
y lo sigues haciendo.

Adoptas comportamientos,
actitudes, conversaciones
que siempre criticaste.

Vistes como repudiabas,
no trabajas como soñabas.

Y lo sigues haciendo.
Dicen que eso es madurar.


Adopten comportamientos,
actitudes, conversaciones
que siempre criticaron.

Vistan como repudiaban,
no trabajen como soñaban.

Que yo seré astronauta
aunque lo sea aquí
y lo sea tan solo con la palabra.

Pero tú no.

La oscuridad huele a ti.
El silencio suena a ti.
Pero tú no, pero tú no.

Mi mente piensa siempre en ti.
Pero no en mí, no en mí.
Pero tú no, pero tú no.

El silencio huele a ti.
La oscuridad suena a ti.
Pero tú no, pero tú no.

Mi mente piensa siempre en mí.
Pero no en ti, no en ti.
Pero tú no, pero tú no.

Mis ojos te ven a ti, sin mí.
Pero no me ven a mí, sin ti.
Pero tú no, pero tú no.


Al fin solo logro encontrar
mil sinties y sinmies.
Pero tú no. Pero… ¿Tú? No

Felicidades Viejo,

Primero vinieron unidades,
más tarde llegaron las decenas.
Y se cansaron de los números.
Surgió la cuenta en experiencias.
Pero tú cuentas en imágenes,
digo más, vos contáis en vidas,
y en momentos, la misma vida.
Sos ojos que llevan al futuro
el presente y sus pasados.
El mundo y sus vivencias.
Pensamientos, miradas.

Sana envidia,
y admiración.
Para usted.
Viejo.
Papá.
Tú.

Perdido.

¿Dónde está el tú que yo vi en ti?
Por más que busco
no lo encuentro

¿Donde está el yo que yo vi en mí?
Miro mi revés
una y otra
y otra vez

Quizá solo estuvo dentro de mí.
¿Para qué buscar?
No existirá.

Y yo estaré por aquí, muy dentro.
Profundizare
solo un poco,
un poquito más.

Entonces si tú no estás, y yo no estoy.
¿Done estamos?

Mirá, aquí estoy.

Descanse en paz.

De repente te encuentras con lo indescriptible. Lees, por ejemplo, a Benedetti y los sentimientos desbordan desde la mente precipitándose al corazón. Buscas las palabras, pero no existen. Piensas en el silencio, pero no es suficiente. Es como un cielo grisáceo, emborronado, casi sumido en la oscuridad, atravesado por un haz de luz, que se proyecta sobre un solitario árbol que hace equilibrio al borde de un acantilado. Mientras la inmensidad del océano atormentado ruge amenazante allá abajo.
Pero no es suficiente.
Esto denota que el corazón es imperfecto, como todos viene sin pulir. Pulirlo duele y aun así nunca es perfecto, solo se acostumbra al defecto.
¿Cómo hizo él para escribir?
Lastima que se lo llevase consigo. Al menos quedó él.

Metamorfosis.

Tras recibir fuertes golpes, tendemos a ocultarnos. Nos escondemos en la gruta del miedo y permanecemos quietos. Sabes que si no miras, no verás; que si no escuchas, no oirás; que si no sueñas, no aparecerá la ilusión, ya no podrá traicionarte. Convertimos la vida en oscura, carente de emociones y sentimientos. Nos volvemos reservados, cautelosos, temerosos. Medimos cada paso con asombrosa delicadeza.

Pero en algún momento te preguntas, ¿Cuándo vivir?
Te das cuenta de que la oscuridad no es una forma de vida, es todo lo contrario.
Y tú eliges. Miedo o vivir. Pero vuelve el miedo, sabes que vivir significa arriesgarse a nuevos golpes. Bienvenidos sean. Las cicatrices del alma no suelen cerrar, pero la vuelven más fuerte, o al menos se acostumbra a sufrir.