Cuando la muchedumbre se une
ya sea familiar o amistosamente,
pero en compaña.
Y el tono se sube,
las palabras se lanzan,
y sobre las cabezas revolotea
una sucia nube de murmullo.
Cuando los oidos se cierran
y las bocas se abren en competencia,
más y más, y más.
Es entonces cuando se engendran los odios.
En la orgia de las palabras.
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