lunes, 1 de marzo de 2010

(...)

Caminar en los días de lluvia,
mientras la brisa susurra
y el viento grita y gime
y el caer de las gotas
marca el compas de las luces
tan oscuramente claras

El suelo de las nubes parece solido
como si pudieses caminar por allá arriba
Mirar como el aire desnuda a los arboles
de los últimos restos del otoño
Y ver a la gente huir bajo sus paraguas
dejando las calles ausentes de pensamientos

Por un momento abandonar mi cuerpo,
sentirme viento serpenteando entre las hojas.
Agua que corre por las calles.
Sentirme nube oscura y ligera, poderosa.
Dejar atrás la mente, pasados y futuros,
sin caminos que me atrapen
entre un inicio y un final.

Y poder oler la tierra húmeda a diario
y ver las calles vacío de consciencias.
E ir de aquí para allá sin fines ni objetivos.
Sin competencias ni pruebas.
Solo yo, pero sin mí.

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