lunes, 2 de junio de 2008

Esos dias.

Un desagradable ruido te obliga a dejar tu sueño, te extrae de esa absurda y perfecta realidad. Pero una sonrisa se dibuja en tus labios. Te sientes grande, vivo, como el caballero que mata al dragón que ha perseguido durante lustros. Sientes que, dominador, tienes el control sobre lo que acaecerá. Alargas la mano dispuesto a enmudecer el estruendo y regresar al mundo que siempre deseas, o al menos deseaste. Una vez callado cubres tu rostro tapando cualquier rastro de luz, y te dispones a sentirte dueño de tu destino. Eres el caballero que posa triunfal sobre el cadáver de su archienemigo, el dragón tiempo.

Lastima que este no exista y sacrifiques cinco lunas semanales a su costa. Lastima que esa cárcel, tu cárcel, no tenga más barrotes que tu adormecida conciencia. Esa que olvidó, enmudeció por la comodidad de un sillón. Esa que te atrapa en una tétrica rutina de auto-castigo personal.

Aun así no descubres tu rostro y permites que ese halo te ilumine, mejor disfrutar del engaño del dominio temporal. Siempre preparado y dispuesto para hacer nada.

Adormecido en tu lecho tu conciencia te propina pequeños pinchazos en forma de recuerdos. Recuerdos de lo que eras, recuerdos de lo que quisiste ser.

De repente recuerdas que necesitas disfrutar, lo que crees que es disfrutar. Permites a tus pupilas caer para poder hacer lo que mañana no podrás. Mejor soñar dormido, no es calido ni cómodo hacerlo despierto.

Otro domingo más.

http://deliriosdesdeelinfinito.blogspot.es/img/puestab.jpeg

No hay comentarios: